¡Por fin! ¡Las he encontrado! Unas auténticas gofres belgas sin gluten ni lactosa. No os imagináis las ganas que tenía de (poder) compartir este descubrimiento.
Bruselas huele a gofre (bueno, algunas calles, donde abundan los puestecitos de venta de gofres, pero permitámonos un momento onírico, para acompañar el relato). La mayoría de los establecimientos especializados en gofres se concentran alrededor de la Grand Place (plaza mayor) —esa maravilla medieval-gótica-barroca— pero también es habitual encontrar pequeñas camionetas ambulantes en otros puntos de la ciudad, especialmente en los parques.
No os imagináis lo duro que es seguir ese olor dulce que inunda las calles… y no poder comer un gofre, porque están todos hechos con harina de trigo. Especialmente en el frío invierno bruselense, cuando los felices conciudadanos se arremolinan para disfrutar de un gofre calentito como tentempié para entrar en calor, haciendo más llevador las gélidas temperaturas. Pero ya no hace falta deambular como un alma en pena, soñando con el momento de poder comerte un gofre (o dos) calentito, sin gluten y a ser posible, sin lactosa también. ¡Porque he encontrado «el» sitio! (y estaba más cerca de lo que pensaba). No hace falta alejarse al extrarradio, pues este puesto del que os voy a hablar está ubicado, nada más ni nada menos, que al lado de la Grand Place (así que podéis hacer fotos de postureo en el lugar emblemático de Bruselas *guiño *).
Encontré ese lugar de casualidad, pues está medio escondido, en una galería comercial ubicada al lado de Grand Place. Aunque afuera, en la entrada a la galería, hay un cartel indicador, la realidad es que si pasas con prisa no te das cuenta y pasa desapercibido (más si tenemos en cuenta la cantidad de gente que hay en movimiento en estas calles).
El local es pequeñito y es sólo para llevar, no es posible sentarse a comer nada allí (tampoco habría espacio). He estado ya varias veces, y he de decir que me llamó la atención lo limpio (y ordenado) que lo encuentro siempre, se agradecer ver una correcta higiene en los establecimientos donde se preparan comidas.
La persona que atiende el local es muy amable y habla francés e inglés. Normalmente se puede pagar con tarjeta, pero las últimas veces que estuve tenían problemas con el datafono, por lo que sólo se podía pagar en metálico.
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