Érase una vez…. Carreteras sinuosas, autopistas veloces; ciudades de ensueño donde se respira historia, pero también abiertas al futuro; villas medievales donde no ha pasado el tiempo, distantes en lo alto de una colina, pero acogedoras a los viajeros; calles pedregosas que soportan muros y acueductos; pequeños pueblos pesqueros de antaño, hoy convertidos en refugio de yates y por donde desfilan coches de lujo; una paleta de colores compuesta de azul cielo y verde mar, blanco, ocres y verde; todo ello aderezado del inconfundible sabor del Mediterráneo. ¿Qué más se puede pedir?
Con la primavera en pleno esplendor, decidí lanzarme a la aventura y realizar un viaje en coche (roadtrip, ya que está tan de moda recurrir a los extranjerismos), emulando mis aventuras, años atrás, en Estados Unidos.
Un reencuentro, la necesidad de viajar y restablecer el reloj, salir de la rutina; disfrutar del sol mediterráneo; la aventura de lo desconocido, no saber dónde vas a alojarte cada día; dejarte llevar e improvisar las paradas y las visitas; buscar la inspiración en mi mayor musa: los viajes. Barajé varias opciones, pero al final los hados del destino (y también los precios de los billetes de avión, para qué nos vamos a engañar) dibujaron ante mí la ruta en la que me adentraría durante una semana: una mezcla de autopistas, paisajes en la campiña; ciudades eclécticas en las que la Historia convive con los nuevos devenires de la vida moderna; fortalezas de otra época que brillan con la luz de un nuevo sol; carreteras sinuosas, trazadas entre la verticalidad que da al mar y vegetación mediterránea; convergencia de lo francés y lo italiano, bañado por el mar Mediterráneo; pueblos pintorescos, supervivientes de nuestra historia, hoy convertidos en refugio de un turismo de lujo; espacios urbanos en parajes históricos; un cielo brillante, despejado y la mar color azur; saborear el momento y perderse en el tiempo, mientras el sol danza y las olas bañan las horas; la dolce vitta à la française.
Foto: Matthieu Da Cruz
Ruta en coche por Côte d’Azur:
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1. Itinerario |
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Cuando comenzó el viaje, sólo sabía las fechas de inicio y retorno, pues dependía del avión que me acercó a Francia. No había un itinerario establecido en el mapa. Sabíamos en qué área geográfica nos queríamos aventurar, pero no sabíamos dónde acabaríamos, qué visitaríamos ni cuándo llegaríamos. Solo ahora, una vez realizado el viaje, puedo compartir con vosotros el itinerario final, precisamente por esa oda a la espontaneidad a la que dedicamos este viaje.
Resumen: 1318 km en (casi) una semana (6 días). 12 ciudades. 2 países. 2 regiones de Francia. Casi na’.
El itinerario que seguí en esta ruta en coche por la Costa Azul de Francia fue el siguiente:
Día 1: Toulouse – Carcassone
Día 2: Sète – Montpellier
Día 3: Marsella – Saint Tropez – Niza
Día 4: Niza – Monte Carlo (Mónaco) – Eze
Día 5: Saint-Rémy-de-Provence – Toulouse
Día 6: Toulouse
Dato Curioso sobre las regiones de Francia
Antiguamente Francia contaba con 22 regiones metropolitanas, pero el 1 de enero de 2016 se redujeron a 13 (mas 4 Provincias de ultramar: La Reunión, Martinica, Guayana, Guadalupe), tras la entrada en vigor de la ley del 16 de enero de 2015. El resultado fue una agrupación de regiones en muchos casos, aunando sus nombres para una denominación en común.
Las nuevas regiones de Francia (ordenadas alfabéticamente) son las siguientes:
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Toulouse se convirtió en punto de partida y retorno (hola oferta de avión). Tal vez os parezca una elección curiosa, pues esta ciudad no se encuentra precisamente en la Costa Azul, sino en la región de Occitania. Pero me dio la oportunidad de descubrir otra zona de Francia que también tenía ganas de visitar.
Con una semana por delante, nos planteamos incluso cruzar frontera y realizar una visita breve a Italia; pero al final nos quedamos en el principado monegasco, visitando Monte Carlo (que oye, tampoco está nada mal).
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Día 1
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Día 2
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Día 3
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Día 4
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Día 5
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Día 6
Día 1: Comienza la aventura. Fortalezas medievales. Descubriendo la región Occitania - Sur de Francia
Toulouse
Tras aterrizar en Toulouse, sopesé qué hacer ese día: ¿noche en Toulouse y descansar del viaje, o lanzarse ya a la carretera y este roadtrip? Al final, y a pesar del cansancio (el viaje había empezado antes del alba) nos decantamos por empezar ese mismo día con la ruta en coche, pues aún quedaban muchos kilómetros por delante y la cuenta atrás para el regreso ya había empezado.
Como queríamos aprovechar este primer día para avanzar lo máximo posible en esta ruta para adentrarnos en la Costa Azul, nuestra parada en Toulouse* fue breve: solventar los papeleos del coche de alquiler, un breve paseo por el centro de la ciudad y acopio de víveres en el supermercado (más adelante, en el apartado «comer sin gluten» podréis encontrar más información al respecto —comprar productos sin gluten en los supermercados franceses).
El casco antiguo de la ciudad es muy bonito, salpicado de edificios antiguos que conviven con las tiendas modernas ubicadas en los bajos.
**El nombre oficial en español es Tolosa, pero yo siempre lo conocí por su versión francesa y se me hace un poco raro llamarlo de otra forma.
Adicionalmente, hay muchas más cosas que hacer y visitar en Carcasona más allá de la ciudad medieval fortificada, como disfrutar del enoturismo. La fortificación medieval es patrimonio de la UNESCO desde 1997, cuenta con 52 torres y 3km de muralla. El acceso es gratuito, pero el parking es de pago. Aparentemente, la ciudad medieval es el segundo lugar más visitado en Francia, después de la torre Eiffel.
Fortuitamente, nuestra visita coincidió con el vigésimo (20º) aniversario de la inscripción de la cuidad medieval de Carcasona como patrimonio mundial de la UNESCO y por ello, las murallas lucían unos círculos concéntricos de color amarillo, obra del artista suizo Felice Varini. Su trabajo éfimero al aire libre (denominado “Círculos concéntricos excéntricos”—traduccido al español) no estuvo exento de polémica, pues muchos ciudadanos lo vieron como un ataque al patrimonio histórico.
Después de tantas emociones, nos retiramos a un merecido descanso; aún quedaba mucho camino por delante.
Información adicional:
- Oficina de turismo de Carcasona
- Guía turística de Carcasona (Oficina Municipal de Turismo Carcasona)
- Museos y monumentos de la ciudad medieval (Oficina Municipal de Turismo Carcasona)
Curiosidad glutenacious: patrimonio medieval en francia
El aparente estado prístino de la conservación de la fortificación se debe a la restauración hecha en el siglo XIX por Viollet-le-Duc, arquitecto y arqueólogo francés famoso por sus intervenciones en el patrimonio medieval francés. Si alguna vez os habéis preguntado por qué en Francia se conservan tan bien los castillos medievales, como si se hubieran construido ayer mismo, en este señor encontraréis la respuesta. No obstante, sabed que su ideología de restauración fue criticada (ya en su momento) y desde la visión actual de restauración patrimonial, no sería aceptada. Por ejemplo, en sus intervenciones (que incluye la catedral de Notre Dame de París) no hay distinción de los elementos originales históricos y las partes restauradas. Tampoco tenía problemas en añadir elementos «modernos» de construcción como vigas de hierro (hoy en día inaceptable). No me extenderé más, pero si os interesa este tema hacédmelo saber en los comentarios y preparé un artículo al respecto.
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En esta ruta de Toulouse a la Costa Azul hay muchos pueblos y ciudades que bien merecen una visita. La selección es difícil, pero siempre podrás hacer una lista para la próxima vez :). No pude visitar tantos lugares como me hubiera gustado, así que os dejo aquí otros nombres de pueblos y ciudades que dejo pendientes para una próxima visita (en orden alfabético):
- Aix-en-Provence
- Arles
- Avignon
- Beziers
- Cannes
- Grasse
- Nimes
- Narbona
2. Alquiler de coche |
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Antes de emprender este viaje, revisé bastante información sobre la pieza clave de una ruta en coche: el alquiler del automóvil.
Podéis alquilarlo con antelación o tras llegar al destino, pero, en cualquier caso, estos son los puntos clave que debéis de considerar para tomar una decisión sobre qué coche alquilar y con qué empresa:
- Tipo de coche (se clasifican por gamas/categorías) y características
- Kilometraje: límite máximo o ilimitado
- Fronteras: posibilidad de salir del país o limitado a territorio nacional
- Cobertura del seguro
- Punto de recogida y retorno del coche
- Precio
Como veis, cuando se van a pasar muchas horas al volante y el coche se convierte en un compañero más de viaje, el precio final no es lo único que hay que tener en cuenta, porque además dependerá de las demás cosas.
Por tanto, antes de decidirse por un coche y compañía, es necesario hacerse las siguientes preguntas:
- ¿Cuánto tiempo va a durar este viaje en coche?
- ¿Qué distancias pienso conducir?
- ¿Me voy a quedar en los límites territoriales del país o quiero traspasar las fronteras y visitar otros países?
- ¿Qué cobertura del seguro estoy dispuesto a asumir?
- ¿Voy a empezar y terminar el viaje en la misma ubicación?
Una vez que tengamos claras estas cuestiones, pues de ellas dependerá nuestro planteamiento del viaje, podemos empezar a recabar información sobre las diferentes compañías y los precios ofertados. Os recomiendo que no os dejéis llevar sólo por el precio más barato; revisad las valoraciones de otros clientes y qué experiencia han tenido con esa compañía, y leed siempre, siempre, la letra pequeña.
En mi caso, después de revisar varias compañías, precios y modelos de coche, me decidí por una compañía de alquiler de coche que tenía un acuerdo con una de las compañías aéreas con las que suelo volar. Me dio confianza (era una de las más habituales) y sobre todo, un precio algo más asequible y puntos extra para acumular en la tarjeta de viajero frecuente.
Hoy en día suele haber bastantes promociones entre compañías «aliadas»; revisad bien los recursos de los que disponéis, pues tal vez alguna de las tarjetas, asociaciones o empresas de las que sois clientes os ofrecen ventajas de las que os podéis aprovechar. (Por ejemplo, red 6000)
Importante: para alquilar un coche, las empresas suelen exigir una tarjeta de crédito (de débito no vale); tenedlo en cuenta.
Si esta temática os resulta de interés, decídmelo en los comentarios, pues hay mucha más información que compartir sobre el alquiler de coche en los viajes.
Consideraciones para conducir en Francia:
- Por lo general, las normas de conducir son bastante parecidas a las de España. Puedes consultarlas en el rectángulo azul que he incluido más abajo.
- Es fácil encontrar gasolineras y áreas de descanso. Para de vez en cuando para descansar y recargar las pilas ;)
- Si necesitas hacer un repostaje para acopio de víveres, es fácil encontrar tiendas de comestibles (grandes superficies) a las afueras de las poblaciones, con párquines de gran tamaño (estilo Estados Unidos), así que no hay problema para estacionar el coche
- Prepárate para pagar peajes. En Francia hay muchos. MUCHOS. Reserva una parte de tu presupuesto para hacer frente a los peajes. Los precios pueden variar bastante; la horquilla de precios, en este viaje, fue de 3€ a 30€. Si no tienes mucha prisa, puedes buscar rutas alternativas, que, aunque lleven más tiempo, los eluden
- Conducir en Europa —DGT
- Canje de permisos de conducir en la Unión Europea —Web oficial de la Unión Europea
- Normativa en seguridad vial de los estados miembros —Comisión Europea
- Normativa seguridad vial Francia —Comisión Europea
3. Alojamiento |
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Viajar en automóvil nos facilitó mucho la labor, pues podíamos desplazarnos donde quisiéramos, incluso lejos de los centros urbanos (lo cual ayuda a abaratar los costes, pues las ubicaciones cerca de los núcleos urbanos tenían precios más elevados, y obviamente, cuanto más lejos de las urbes, más económicos resultaban los precios). Además, puedes aprovechar y parar a medio camino en la ruta, ya que se tiene acceso a más áreas que si dependieras del transporte público convencional.
Esta fue la primera vez que utilicé la plataforma de alojamiento AirBnb (con experiencias muy diversas: las hubo buenas, pero también catastróficas). Como acabo de indicar, cada día buscábamos un lugar donde poder alojarnos, en función de dónde nos llevara la ruta.
Optamos por alojarnos en casas particulares (habitadas) que ofrecían una habitación o un pequeño espacio contiguo independiente del resto de la casa. Afortunadamente, la mayor parte de los alojamientos contaban con un pequeño espacio para cocinar, con utensilios incluidos. Para este tipo de viaje, creo que fue una buena elección, ya que nos permitió aunar lo mejor de ambos mundos: contar con la privacidad de un espacio propio, pero también poder sociabilizar y hablar con los habitantes locales. Además, a diferencia de los hoteles, al poder contar con una pequeña cocina me facilitó mucho el tema comida, ya que pude cocinar mi propia comida sin temor a la contaminación cruzada por gluten (y también a ahorrar dinero). Una visita rápida al supermercado y todo listo para la cena y desayuno (más adelante cuento con más detalle cómo me las arreglé para comer sin gluten en este viaje).
Las casas (que acabaron siendo el tipo de alojamiento que nos resultó más conveniente) además contaban con jardín, así que no sólo disponíamos de un espacio para relajarnos después de una larga jornada y disfrutar un poco (e incluso practicar yoga, muy necesario para mí después de tantas horas en coche), sino que pudimos comer al aire libre, en plan terraza. Son esos pequeños placeres de poder sentarte al aire libre mientras oyes a los pájaros, el viento moverse entre las hojas y el sol primaveral mecerte cálidamente mientras disfrutas tranquilamente del desayuno, lejos del mundanal y frenético ritmo (y ruido) de las ciudades.
4. Restauración |
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Comer Sin Gluten en la Carretera
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¿Cómo planifiqué esta ruta en coche por la Costa Azul? Aquí os muestro TODO lo que necesitáis sabéis para preparar y superar con éxito una ruta en coche «sin gluten», ya sea en la ribera mediterránea o en la Conchinchina.
Un momento, ¿qué es esa palabra? ¿Planificar, dices?
Pero este tema, la comida, no lo dejé a la improvisación (por razones obvias). Os preguntaréis por qué mezclo las palabras de improvisación y planificación. Pero para mí, estas palabras no son antónimas, sino buenas compañeras de equipo. Una buena planificación es precisamente la base para poder improvisar después.
Como ya había estado más veces en Francia, sabía a lo que me enfrentaba, qué me podía esperar —lo cual es una ventaja. Estoy familiarizada con los supermercados; sé a dónde ir. Hablar el idioma —como es mi caso— también facilita mucho las cosas.
Comer «fuera de casa» sin gluten es bastante limitado en Francia. Aunque la situación está mejorando, especialmente en las grandes ciudades como París, el número de establecimientos que ofrecen opciones sin gluten no está tan extendido como en otros países como Italia (que, a día de hoy, sigue ocupando el puesto de honor en mi ranking de «paraíso para celiacos»).
Sabía también el tipo de viaje que quería hacer —improvisación y a la aventura, oh la la— así que era consciente que tenía que llevar provisiones conmigo. Como he dicho antes, cuando se trata de comida y alimentarse sin gluten en los viajes, prefiero no dejarlo al azar. Tal vez algún día lleguemos a la situación ideal de poder ir a cualquier establecimiento y poder comer sin gluten, de forma segura. Pero por el momento debemos ser precavidos.
Ante una restricción alimentaria como la dieta sin gluten, prefiero ser precavida y llevar alimentos conmigo, para asegurarme que tendré provisiones. Especialmente cuando pasas muchas horas de viaje en el coche y no sabes dónde vas a parar o qué podrás encontrar en las tiendas.
Además, me confeccioné un listado de restaurantes «sin gluten» de toda esta zona que quería recorrer; así sabría a qué lugares podría acudir si paraba en la ciudad X o B, sin perder tiempo y no darle tiempo a refunfuñar a las tripas. (Este trabajo previo de investigación lo realizo siempre en mis viajes; es imprescindible estar preparado y saber a dónde puedes ir).
Alojarse en casas particulares permite poder cocinar tu propia comida, lo cual es para mí una gran ventaja (y también permite ahorrar dinero). Más allá de pan y algunas galletas y aperitivos, no necesité comprar muchas cosas específicas «sin gluten».
Al llegar a una nueva ciudad, buscábamos un supermercado o tienda de ultramarinos donde aprovisionarnos, según lo necesitáramos. Al hacer la compra, optamos por productos frescos y enlatados, naturalmente sin gluten: arroz, legumbres, latas de atún, huevos, yogures, fruta….
Os diré, además, que fue perfectamente compatible cocinar comida para compartir con personas no celiacas; precisamente porque nos centramos en elaborar comida sencilla y utilizar ingredientes que por naturaleza son sin gluten —también la suerte de que mis amistades comprenden y apoyan mi situación, no importándoles hacer platos sin gluten para compartir entre todos (por eso también es muy importante escoger bien tus compañeros de viaje).
Viajar en coche en Francia: Recomendaciones finales
- El idioma es importante. Aunque en la mayoría de los lugares más turísticos es posible comunicarse en inglés (aunque sea a un nivel básico), conocer el idioma local —aquí francés— ayuda bastante y facilita mucho las interacciones.
- Familiarízate con las normas de conducir. Las autoridades no distinguen entre nativos y visitantes. Las normas son las mismas para todos. En Europa, se pueden consultar en este enlace.
- Necesitas una tarjeta de crédito (no de débito, ojo) para alquilar un coche (En general es aconsejable disponer de una tarjeta de crédito para realizar gestiones en los viajes, ya que hay ocasiones en las que las tarjetas de débito no son admitidas).
- Peajes: mentalízate de que vas a tener que pagar muchos peajes, de precios muy dispares —y en ocasiones con un coste elevado.
- Descansa cuando sea necesario, no fuerces ni te obligues a nada. Si viajas con más personas, podéis turnaros para conducir
- Nunca dejes nada valioso a la vista. (Guarda los objetos en el maletero o la guantera si son pequeños, y si es de mucho valor, llévalo contigo).
- Si tienes restricciones alimentarias —ejemplo: dieta sin gluten— aprovecha para acercarte a grandes establecimientos/superficies ya que ahí habrá más posibilidades de encontrar los productos específicos que necesitas.
- Haz acopio de agua (u otras bebidas) y tentempiés para las largas horas al volante. Así, si te entra el hambre, puedes parar en un área de servicio y no depender de que haya un establecimiento de restauración abierto (especialmente útil para celiacos u otras restricciones alimentarias). Puedes incorporar también tentempiés saludables (como por ejemplo fruta, hummus…).
Epílogo
Mi primera opción, en los albores de la planificación de este viaje, era hacer una ruta en coche por la Toscana; un tipo de viaje que llevo mucho tiempo queriendo hacer (esa región de Italia me ha enamorado), pero he de decir que este recorrido por la Costa Azul francesa no decepcionó. A veces, dejándose llevar por la belleza del paisaje, la frontera entre Francia e Italia parecía borrosa, pues había un poco de cada uno; o tal vez era el inconfundible sabor del litoral Mediterráneo, que desdibuja líneas fronterizas e imprime un je ne sais quoi en los sentidos difícil de olvidar.
Os animo a que no os sintáis limitados por la dieta sin gluten y disfrutéis de cualquier tipo de aventuras. Como veis, es posible realizar un viaje placentero, aún recorriendo un país que no goza de buena fama para acomodar los celiacos. Con una preparación previa y sabiendo de qué recursos se disponen, todo es posible. Porque precisamente, planificar cómo comerás durante tu viaje, te da la libertad para seguir viajando.
Espero que en próximas ocasiones os pueda relatar mis viajes en coche por la Provenza y por la Toscana. Pero, sobre todo, que mi viaje os resulte de inspiración para emprender los vuestros, y quién sabe, tal vez aventuraros a seguir mis pasos por la Costa Azul.
- Etiquetado sin gluten en Europa
- Establecimientos para comer sin gluten alrededor del mundo
- Contaminación cruzada en la dieta sin gluten
- Si no es apto para celiacos, no es sin gluten
- Consejos para hacer la compra sin gluten y no arruinarse en el intento
- Cómo disfrutar del verano en Paris: picnic en el rio Sena
- Guía de Paris Sin Gluten
- Opciones sin gluten en Ryanair
- Opciones sin gluten en Vueling
- Qué hacer si te has contaminado por gluten
- Guias de Viaje Sin Gluten
Un viaje muy interesante por tus recomendaciones para los celíacos ya que salir fuera de nuestro entorno y además con otro idioma , a veces se convierte en un problema dificil de resolver.
Que bonita es esa zona de la Costa Azul
Gracias por tus palabras Isabel. Como podemos ver, con una adecuada planificación y preparación los celiacos podemos viajar y disfrutar de las rutas que nos propongamos. Espero que mi experiencia os inspire a seguir viajando y disfrutar de los viajes.
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