Sí, esta foto fue tomada en la playa.
Si hay un sitio en concreto donde necesito tener a mano algo para picar, es a la vera de la mar. Yo no sé si hay algún fenómeno extraño, pero cuando estoy en la playa siempre me entra hambre. Y oye, ¿qué mejor sitio para probar este nuevo producto que se acaba de lanzar? (por cierto, a Schäer también le gustó el plan de rosquillas + playa).
Las había visto de casualidad en la tienda, y como tenía unos días de trajín y excursiones por delante, aproveché y me llevé los tres últimos paquetes que quedaban. Uno me lo comí en el momento (insertar emoticono de cara avergonzada) —tenía hambre y aún me quedaba un rato para poder cocinar algo—. Con los dos paquetes que me quedaban tenía pensado hacer una sesión fotográfica, para que se viera bien el producto… peero.. uno de los dos paquetes casi que ni llegó (repetir emoticono de cara avergonzada de la risa). Con esto no quiero promover que vivamos exclusivamente de productos ultra-procesados, ojo, que yo también me llevo cosas saludables como fruta (los plátanos me han salvado más de una vez). Hay dos cosas que quiero destacar, que fue lo que me llamó principalmente la atención: el tamaño del paquete y el sabor. Respecto al tamaño, como podéis observar, es bastante pequeño. Que sí, que lo hace «cómodo» para meterlo en el bolso y llevarlo contigo, que no ocupa mucho, pero es que son 30g. Te lo acabas en seguida. Pero es que si además lo comparamos con otro snack (tentempié) salado bastante famoso de esta misma marca, los Salinis (los pretzels) que llevan el doble de cantidad de producto (60g) y que vienen a costar lo mismo, te haces preguntas sobre qué está haciendo la industria de la alimentación y los costes (de producción, de venta, de la vida en general). Respecto al sabor, no sabía muy bien qué esperar. Tal vez porque cuando lo adquirí estábamos en época de Semana Santa, me vino a mi memoria olfativa el anís (no se menciona en el paquete ni figura en el listado de ingredientes), pero son cosas de la percepción y memoria olfativa: la Semana Santa es el momento típico para degustar las rosquillas de anís. Además, creo recordar que las últimas rosquillas (sin gluten) que comí (fuera de la temporada de Semana Santa) fueron en esta línea de sabor a anís. El sabor no tiene nada que ver con las rosquillas de anís (no sé si para vuestro regocijo o decepción, según vuestros gustos). No sabría describir el sabor (aunque esto es muy personal, claro). A mí me recordaba más a los palitos tostados que se están poniendo de moda, que a sabor a típico pan tostado. La textura me resultó peculiar: ni crujiente de esto que al morder notas que das con una corteza dura, ni tampoco blando estilo se deshace en la boca al primer despiece dental. Diría que es consistente, sin ofrecer especial resistencia al masticar. Me decepcionó un poco la escasa cantidad, tan sólo 30g, porque estas mini rosquillas se comen enseguida. Hablando de ello, creo que por el tamaño, más que rosquillas son mini rosquillas, como podéis observar en las fotos. Y sí, encontré bastantes piezas rotas. El embalaje lleva ya el nuevo diseño modernizado de Schär (podéis ver aquí una comparativa del antiguo formato frente al nuevo). Nos informa de manera clara, a través de iconos, que además de ser sin gluten es sin lactosa, sin aceite de palma y con alto contenido de aceite girasol alto oleico, y que también lleva aceite de oliva virgen extra (este último me parece más bien un reclamo publicitario, pues vemos que está hacia el final en la lista de ingredientes y es sólo un 1% (*en el listado de ingredientes el orden de los mismos no se deja al azar, sino que van en orden de más a menos cantidad. Esto aplica tanto a productos alimentarios como cosméticos).
Ingredientes rosquillas sin gluten Schär: Almidón de maíz, almidón de arroz, aceite de girasol alto oleico 15%, vino blanco, almidón de patata, harina de arroz, harina de maíz, dextrosa, sal, aceite de oliva virgen extra 1%, espesantes: goma guar, goma xantana; gasificantes: difosfato disódico, bicarbonato de sodio; emulgente: lecitina de girasol; aroma natural. SIN LACTOSA, SIN TRIGO.
En la parte posterior podemos ver el logo de la certificación sin gluten de la Espiga Barrada, el sistema de certificación oficial que se usa en la actualidad en la Unión Europea (recordad que desde 2020 la certificación de FACE dejó de existir). Como curiosidad, en la página de Schäer se indica que el origen de estas rosquillas se encuentra en la gastronomía italiana, y que se trata de los taralli, un tentempié muy típico de la región de Puglia en el sur de Italia. Así que nada que ver con nuestras tradicionales rosquillas (¿o tal vez sí? Al parecer las rosquillas provienen del Imperio Romano, extendiéndose la receta por Europa, especialmente la zona mediterránea. Puede que las rosquillas y los taralli sean evoluciones diferentes, influenciadas por el devenir histórico, de aquella receta primigenia romana). Los tarallino se describen como un anillo de pasta no fermentada cocida en el horno, cuyos ingredientes principales son harina, agua o vino blanco y sal (si hay algún italiano en la sala que tenga conocimientos sobre este producto, estaré encantada de leer vuestros comentarios).
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Recuerdo que también están a la venta estos productos sin gluten de la misma marca, Schär. Ya hacía tiempo que los habían lanzado, pero es ahora cuando empiezo a verlos de manera más habitual en las tiendas, antes sólo se podían encontrar en algunos sitios concretos, como El Corte Inglés.
Bulé, Ondulé y Delishios, para mí la versión sin gluten de Schär de los famosos productos Ferrero Rocher, Kinder Bueno y los Maltesers (estos últimos muy populares en Reino Unido).
En este lineal podemos ver otros productos de Schär, como el Twin Bar (Kinder chocolate), Snack y Curvies (Pringles, también de reciente lanzamiento)
*entre paréntesis el producto «habitual» en el que creo que se han inspirado para hacer la versión sin gluten.
Dónde encontrarlo: Supermercados, tiendas de alimentación
Fabricante: Schär
Certificados: Sistema Europeo – Espiga Barrada (ELS)
SIN gluten; lactosa
Cantidad: Paquete de 30g.
Precio: Entorno a 1€ - según el establecimiento
Llevo tiempo encontrando muchas coincidencias entre mis textos y mi imagen corporativa y los de otros blogs. Quiero dejar claro que para mis entradas sólo me baso en mis experiencias personales, lo que hablo con profesionales y mis propias investigaciones. Así mismo, llevo trabajando con mi imagen corporativa desde que abrí el blog.
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